¿Cómo establecer una meta?

Las metas son una herramienta importante para que las empresas alcancen sus objetivos. Aunque ayuden a evaluar el trabajo de los empleados y son útiles para la práctica de la meritocracia, su función principal es garantizar que el equipo se comprometa a seguir el camino determinado por los gerentes de la compañía.

El primer paso para crear metas que tengan sentido es establecer las ambiciones y la visión de futuro de la empresa. Solo cuando sabes a dónde se quiere llegar, es posible traducir ese deseo en metas.

Pero ¿cuáles son los indicadores que medirán el éxito del negocio en la búsqueda de este objetivo establecido? Existen indicadores económico – financieros, tales como utilidad y rentabilidad, indicadores de mercado, como participación de mercado e indicadores de satisfacción, que se pueden medir entre clientes y empleados.

Poner en práctica los indicadores

Las metas deben establecerse en diferentes horizontes de tiempo. La más completa es la global, a largo plazo. Esta permitirá que la compañía conozca si se está acercando a esa visión de futuro que fue establecida. Esta meta a largo plazo debe desglosarse en metas anuales. Deben reflejar las oportunidades de mejora identificadas en cada uno de los indicadores.

Al observar estos horizontes, es fácil ver que las metas inmediatistas, de corto plazo, se deben evitar.

Las metas anuales se transforman en metas e indicadores específicos para cada área de la empresa. Todos están «conectados»: los objetivos de los niveles inferiores deben tener una relación de causa y efecto con el nivel superior, en una cadena de conquistas que conduzca a la meta global. Del mismo modo, los objetivos de los pares deben estar armoniosamente alineados. Es un proceso que no es simple, por ello existen herramientas para ayudar a los gerentes, como diagramas de árbol, que muestran la relación entre estos indicadores.

En Aquila, por ejemplo, hay una solución llamada Inteligencia competitiva por medio de la alineación de metas, que garantiza la transformación de la meta global en metas para cada área.

Otro concepto importante para la creación de metas es SMART. Una meta SMART significa una meta «específica, medible, alcanzable, relevante y temporal». Si la compañía ha identificado oportunidades de mejora, necesita decidir qué porcentaje quiere capturar de esa oportunidad, ¿verdad? Para hacer esto, debe crear una meta desafiante y alcanzable que capture un porcentaje significativo de esa mejora. El porcentaje será mayor o menor dependiendo de criterios como el impacto de la meta en las metas globales, las directrices estratégicas de la organización, el nivel de madurez de gestión (la capacidad de lograr los resultados), los análisis históricos y comparativos realizados por medio de benchmarks internos, externos o funcionales.

El equipo comprometido es la clave

Al final, la función Dirección de la empresa será responsable de definir las metas. Esto no significa que los profesionales solo deberían recibir su misión y cumplirla sin comprender el contexto.

Según Harvard Business Review, el 90% de las estrategias fallan debido a la baja implementación, es decir, la capacidad de hacerlas realidad en la vida cotidiana. La misma encuesta muestra que el 63% de las personas no sabe a dónde quieren ir sus empresas y que solo el 5% de los empleados comprende su papel en la estrategia de la empresa.

Los profesionales necesitan saber qué quiere lograr la organización en el futuro. Solo entonces, pueden estar motivados para hacer planes de acción que permitan el alcance de las metas. La transparencia sobre las estrategias de la compañía cuenta la historia real detrás de los números y le da más significado al trabajo.

Maurício Chaves

Maurício Chaves

Ingeniero eléctrico de UFMG, MBA en gestión empresarial de FGV, Ejecutivo MBA de FDC y CBPP. Especialista en Planificación Estratégica, Gestión de Procesos, Reestructuración Organizacional y Excelencia Operacional. Ha trabajado en Aquila durante más de 20 años como consultor de gestión, 3 en el extranjero, liderando equipos en los segmentos de telecomunicaciones, acero, educación, farmacia y alimentación.

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